En una declaración inesperada, Jim Farley, CEO de Ford Motor Company, reveló en abril de 2025 que lleva conduciendo un Xiaomi SU7 desde hace seis meses y que “no lo cambiaría por nada”. El vehículo, importado directamente desde China, ha impresionado al ejecutivo estadounidense al punto de generar un debate sobre la creciente amenaza que representan los vehículos eléctricos chinos en los mercados internacionales.
El Xiaomi SU7 es el primer modelo eléctrico de la compañía tecnológica china Xiaomi, mejor conocida por sus teléfonos inteligentes y dispositivos conectados. Lanzado oficialmente en marzo de 2024, el SU7 ha captado rápidamente la atención tanto de consumidores como de expertos del sector automotor. Con una combinación de diseño deportivo, prestaciones destacadas y un precio altamente competitivo, el SU7 se ha convertido en un símbolo de cómo las empresas tecnológicas están irrumpiendo con fuerza en el mundo del automóvil.
Entre las especificaciones más llamativas del SU7 se encuentran su autonomía de hasta 700 kilómetros, una aceleración de 0 a 100 km/h en menos de 3 segundos, y un sistema de infoentretenimiento basado en el sistema operativo de Xiaomi. Todo esto por un precio base que ronda los 30.000 dólares, muy por debajo de modelos de prestaciones similares de marcas como Tesla, Porsche o BMW.
Durante su participación en el podcast británico The Fully Charged Show, Farley no solo elogió el vehículo, sino que también reconoció el potencial que representan marcas como Xiaomi en la transformación del mercado automotriz. “Quería entender contra quién competimos. He hecho esto toda mi vida”, comentó el CEO en la red social X (antes Twitter), en respuesta a la sorpresa que generó su afirmación. También explicó que para él, los números no bastan: hay que “ponerse al volante para entender realmente y superar a la competencia”.
La postura de Farley puede interpretarse como una advertencia interna a los fabricantes tradicionales. Mientras compañías como Ford, General Motors y Stellantis aún enfrentan desafíos logísticos y financieros para escalar su producción de eléctricos, fabricantes chinos como Xiaomi o BYD ya están lanzando modelos altamente competitivos y listos para exportación.
La estrategia de Xiaomi difiere radicalmente del enfoque tradicional de las automotrices. El SU7 no solo es un coche eléctrico: es un nodo del ecosistema inteligente de Xiaomi. Desde el interior del vehículo, el conductor puede controlar dispositivos del hogar, acceder a servicios en la nube, y sincronizar su información personal sin necesidad de intermediarios como Apple CarPlay o Android Auto.
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Este enfoque “tech-first” ha captado la atención de una generación de consumidores acostumbrados a la conectividad y la personalización. El SU7 permite una experiencia integrada y fluida que apela especialmente a los usuarios más jóvenes o familiarizados con dispositivos Xiaomi. De hecho, analistas de mercado señalan que gran parte del atractivo del coche se basa en la familiaridad con la marca, más que en la fidelidad automotriz.
No todo son buenas noticias para Xiaomi. Aunque las ventas iniciales del SU7 han superado expectativas, la empresa también ha reportado pérdidas en su división automotriz, principalmente por los elevados costes de I+D y de producción. Sin embargo, lejos de retroceder, la compañía ha anunciado planes para lanzar un SUV eléctrico en 2025 y expandir su red de distribución fuera de Asia, incluyendo Europa y América Latina.
Si logra superar los obstáculos financieros y regulatorios, Xiaomi podría consolidarse como uno de los principales fabricantes de coches eléctricos del mundo. De momento, su capacidad para fabricar vehículos a gran escala, mantener márgenes competitivos y ofrecer un producto tecnológicamente avanzado pone en jaque a muchos actores tradicionales.
La revelación de Jim Farley no es solo una anécdota llamativa, sino un síntoma de los profundos cambios que atraviesa la industria automotriz. La irrupción de Xiaomi con su SU7 obliga a las marcas consolidadas a repensar su estrategia. Ya no basta con construir buenos coches: ahora también se necesita ofrecer una experiencia tecnológica completa. A medida que el mercado se digitaliza, la línea entre empresas tecnológicas y fabricantes de automóviles se difumina, y eso puede redefinir quién liderará la movilidad del futuro.
Fuentes:
La Vanguardia,
Wired,
Business Insider
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