
Escondido entre las montañas del departamento del Meta y a tan solo cinco horas de Bogotá, el Cañón del Güejar ha sido apodado con justicia como el ‘Tailandia Colombiano’. Este paisaje selvático de ríos esmeralda, paredes rocosas, cascadas y formaciones geológicas únicas no solo destaca por su belleza, sino por representar una nueva cara del turismo en Colombia: sostenible, consciente y profundamente transformador.
Una belleza escénica que sorprende
Lo primero que impacta del Cañón del Güejar es su impresionante entorno natural. Aguas color jade fluyen entre formaciones rocosas milenarias, algunas con más de 80 millones de años, moldeadas por la erosión y el paso del tiempo. La vegetación selvática enmarca el río, mientras aves exóticas cruzan el cielo y los sonidos de la naturaleza envuelven al visitante en un entorno completamente ajeno al ritmo citadino. Esta experiencia multisensorial es la razón por la que muchos lo comparan con destinos asiáticos como Tailandia o Vietnam, aunque con una esencia netamente colombiana.
Un ecosistema biodiverso
El cañón hace parte de una zona clave del piedemonte llanero, donde convergen especies de la Amazonía, los Andes y los Llanos. Aquí es posible avistar pumas, monos aulladores, nutrias de río, armadillos y más de 300 especies de aves. Su riqueza biológica ha llamado la atención de biólogos y ecoturistas por igual, consolidándolo como uno de los nuevos santuarios de biodiversidad en Colombia.

Turismo de aventura con conciencia ambiental
Lejos de ser solo un lugar para relajarse, el Cañón del Güejar es el escenario perfecto para actividades de aventura. El rafting en el río Güejar es una de las experiencias más emocionantes, ya que permite recorrer rápidos de diferentes niveles mientras se contemplan paisajes imponentes. También se pueden hacer caminatas ecológicas hacia cuevas escondidas, cascadas como Caño Jordán y formaciones como Las Gachas. A diferencia del turismo convencional, aquí las actividades están enfocadas en minimizar el impacto ambiental y promover una conexión profunda con el entorno.
Un modelo de desarrollo sostenible
El auge turístico del cañón ha traído consigo una transformación social y económica. Durante décadas, esta fue una zona afectada por el conflicto armado, prácticamente aislada del resto del país. Hoy, las comunidades locales han optado por el turismo comunitario como alternativa económica, gestionando alojamientos rurales, rutas guiadas y servicios turísticos de manera colectiva. De esta forma, el viajero no solo conoce un lugar hermoso, sino que apoya la resiliencia y la construcción de paz en el territorio.
Cultura llanera viva
Más allá de su naturaleza, el entorno del Cañón del Güejar está profundamente impregnado de la cultura llanera. La hospitalidad campesina, la música del joropo, las tradiciones ganaderas y la gastronomía típica enriquecen la experiencia. Es común que, al terminar una jornada de aventura, los visitantes sean recibidos con carne a la llanera, guarapo y relatos sobre las costumbres locales. Esta dimensión cultural convierte al Güejar en un espacio de intercambio humano profundo, más allá de lo visual.
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Acceso desde Bogotá y recomendaciones
El trayecto desde Bogotá comienza por la vía a Villavicencio, y continúa por Guamal, Acacías, Granada y finalmente Mesetas, donde se ubica el acceso al cañón. La duración es de aproximadamente cinco horas en automóvil. Para quienes no cuentan con vehículo propio, existen tours organizados desde la capital o desde Villavicencio que incluyen transporte, alimentación y guías certificados.
Prepararse para el viaje
El Cañón del Güejar es un destino de turismo rural y ecológico, por lo que el visitante debe ir preparado con ropa cómoda, traje de baño, repelente, protector solar, calzado para río y disposición a desconectarse. El acceso a internet es limitado, lo cual se convierte en una oportunidad para reconectarse con la naturaleza y con uno mismo.
Conclusión
El ‘Tailandia Colombiano’ no es solo un apodo llamativo: es una invitación a descubrir que Colombia alberga parajes espectaculares, biodiversos y llenos de significado. El Cañón del Güejar representa el turismo que queremos ver en el futuro: respetuoso, inclusivo, comprometido con el territorio y capaz de transformar realidades. Visitarlo es una forma de viajar distinto, de asombrarse y, sobre todo, de ser parte del cambio.
Fuentes: