Después de más de dos décadas orbitando la Tierra, la Estación Espacial Internacional (ISS) tiene sus días contados. La NASA ha anunciado que la plataforma orbital, que ha sido el hogar de investigaciones científicas y experimentos espaciales desde el año 2000, será desmantelada en 2030. Para llevar a cabo esta compleja tarea, la agencia espacial ha contratado a SpaceX, la compañía aeroespacial fundada por Elon Musk.
La Estación Espacial Internacional fue lanzada en 1998 y comenzó a ser habitada en el año 2000. Desde entonces, ha servido como un centro de investigación científica internacional, donde astronautas de diferentes países han realizado innumerables experimentos en microgravedad. Sin embargo, después de 24 años en funcionamiento, la estructura ha comenzado a mostrar signos de desgaste.
La NASA ha decidido que el fin de la ISS será en 2030. Esta decisión se basa en los altos costos de mantenimiento y los desafíos técnicos asociados con mantener operativa una estructura tan antigua en el espacio. Además, la agencia está enfocada en nuevos proyectos, como la estación espacial Gateway que orbitará la Luna como parte del programa Artemis.
Para garantizar una retirada segura de la Estación Espacial Internacional, la NASA ha contratado a SpaceX para desarrollar un remolcador espacial. Esta nave será la encargada de dirigir la ISS hacia la atmósfera terrestre, donde se desintegrará parcialmente durante el reingreso.
El contrato con SpaceX tiene un valor de 1.000 millones de dólares, reflejando la complejidad y los riesgos de la operación. Elon Musk y su compañía han demostrado su capacidad para realizar misiones espaciales de alto riesgo con éxito, por lo que la NASA confía en que podrán llevar a cabo esta tarea sin incidentes.
Aunque gran parte de la Estación Espacial Internacional se desintegrará al entrar en la atmósfera terrestre, algunos fragmentos más resistentes sobrevivirán al reingreso. Estos restos serán dirigidos hacia una región remota del Océano Pacífico conocida como Point Nemo.
Point Nemo, ubicado a unos 2.400 kilómetros de la tierra más cercana, es conocido como el “cementerio de naves espaciales”. Esta zona se utiliza para deshacerse de satélites, estaciones espaciales y otras naves espaciales que han llegado al final de su vida útil, minimizando el riesgo de que los restos caigan en áreas habitadas.
El desmantelamiento de la ISS no significa el fin de las estaciones espaciales. La NASA y otras agencias espaciales están invirtiendo en nuevas plataformas orbitales, tanto alrededor de la Tierra como de la Luna. Uno de los proyectos más destacados es la estación espacial Gateway, que servirá como base para misiones tripuladas al espacio profundo, incluido el planeta Marte.
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Además, compañías privadas como Axiom Space y Blue Origin están trabajando en el desarrollo de estaciones espaciales comerciales. Estas plataformas permitirán la realización de investigaciones científicas, turismo espacial y otras actividades en órbita baja terrestre.
La destrucción de la Estación Espacial Internacional marca el final de una era y el inicio de una nueva etapa en la exploración espacial. Gracias a SpaceX y al liderazgo de Elon Musk, la ISS será retirada de forma segura, abriendo camino para nuevas y más avanzadas estaciones espaciales.
Este hito no solo simboliza el progreso tecnológico, sino también la colaboración internacional que hizo posible una de las mayores hazañas científicas de nuestra época. La humanidad se despide de la ISS con la vista puesta en el futuro, donde la exploración espacial continuará expandiendo los límites del conocimiento.
Fuente: La Vanguardia
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