Las adaptaciones cinematográficas de novelas gráficas suelen generar altas expectativas, especialmente cuando están respaldadas por grandes presupuestos y cineastas de renombre. Sin embargo, ‘Estado Eléctrico’, la ambiciosa producción de Netflix dirigida por los hermanos Russo, ha demostrado que no siempre los recursos garantizan el éxito. Con un presupuesto de 320 millones de dólares, la película prometía una experiencia visual única y una historia emotiva. No obstante, su resultado ha sido una obra que, según la crítica, carece de profundidad y alma, convirtiéndose en uno de los mayores fracasos de la plataforma.
Basada en la novela gráfica de Simon Stålenhag, ‘Estado Eléctrico’ nos transporta a una versión alternativa de los años 90, donde la tecnología y la nostalgia se entrelazan en un paisaje postapocalíptico. La historia sigue a Michelle (interpretada por Millie Bobby Brown), una adolescente huérfana que, junto a un robot llamado Skip, emprende un viaje en busca de su hermano desaparecido. En su travesía, el dúo enfrenta desafíos en un mundo dominado por corporaciones tecnológicas y estructuras abandonadas que reflejan una sociedad en decadencia.
A pesar del potencial de su premisa, la adaptación cinematográfica de los hermanos Russo ha sido objeto de fuertes críticas. La decisión de transformar una obra introspectiva y melancólica en una comedia de acción ha sido interpretada por muchos como una subestimación del público. Según Espinof, la película “convierte una obra melancólica y triste en una comedia de acción sin complejos”, eliminando gran parte del tono reflexivo que caracterizaba la novela gráfica.
La novela gráfica de Stålenhag se distingue por su atmósfera contemplativa y su exploración del impacto de la tecnología en la sociedad. Sin embargo, la película opta por un enfoque más dinámico, con secuencias de acción y humor que diluyen el mensaje original. En lugar de profundizar en la soledad y el sentido de pérdida de Michelle, el filme introduce chistes y escenas de combate que resultan desconectadas del material de origen.
Aunque la película mantiene algunos de los elementos clave de la historia, su desarrollo narrativo carece de la profundidad esperada. Según The Guardian, “a pesar de su elevado presupuesto, ‘Estado Eléctrico’ carece de alma y profundidad emocional”. La relación entre Michelle y Skip, que en la novela gráfica es emotiva y compleja, en la película se reduce a una dinámica predecible y sin matices.
La recepción crítica ha sido mayoritariamente negativa. Medios especializados han calificado la película como un fracaso tanto artístico como financiero. Algunas de las opiniones más destacadas incluyen:
Uno de los pocos elementos que ha recibido elogios es su apartado visual. La película logra capturar la estética retrofuturista de la novela gráfica, con escenarios llenos de detalles y un uso impresionante de los efectos visuales. Sin embargo, como señala Polygon, “aunque la película es visualmente impresionante, carece de profundidad y alma”. Este contraste entre la calidad visual y la falta de narrativa sólida ha sido una de las principales críticas al filme.
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El reparto de ‘Estado Eléctrico’ incluye a figuras destacadas como Millie Bobby Brown y Chris Pratt. Sin embargo, aunque las actuaciones cumplen con su función, no logran salvar la película de sus problemas estructurales. El desarrollo de los personajes es plano, y la conexión emocional entre ellos no alcanza el nivel esperado para una historia de esta naturaleza.
‘Estado Eléctrico’ es un claro ejemplo de cómo una adaptación puede perder la esencia de su material original al intentar hacerla más comercial. A pesar de contar con un presupuesto millonario y un equipo talentoso, la película no logra capturar la melancolía y la profundidad de la obra de Stålenhag. Su transformación en una comedia de acción superficial ha resultado en una obra desconectada del público y de la crítica.
En última instancia, este caso refuerza la importancia de respetar el tono y la intención de las obras originales al llevarlas al cine. Si bien las adaptaciones pueden y deben tomar ciertas libertades creativas, el desafío es encontrar un equilibrio entre la fidelidad al material original y la necesidad de hacer una película atractiva para las audiencias modernas.
Fuentes:
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