El kéfir es un alimento fermentado con múltiples beneficios para la salud digestiva, pero no todos los productos en el mercado ofrecen la misma calidad. La nutricionista Sandra Moniño ha compartido consejos clave para identificar un buen kéfir y evitar aquellos que pueden causar inflamación. En este artículo, te explicamos qué buscar en la etiqueta y cómo asegurarte de que tu kéfir realmente beneficie tu microbiota.
El kéfir es una bebida fermentada elaborada a partir de leche o agua, que contiene una combinación de bacterias y levaduras beneficiosas. Su consumo regular está asociado con mejoras en la digestión, fortalecimiento del sistema inmunológico y reducción de la inflamación intestinal.
Este alimento es rico en probióticos, los cuales contribuyen al equilibrio de la microbiota intestinal. Además, contiene vitaminas del grupo B, calcio y proteínas de alta calidad, lo que lo convierte en un aliado para la salud en general.
Para que el kéfir tenga los beneficios esperados, es importante saber leer las etiquetas y distinguir entre los productos de calidad y aquellos que pueden contener ingredientes no deseados.
Un buen kéfir debe contener únicamente leche y cultivos vivos. Es preferible evitar aquellos que incluyan azúcares añadidos, edulcorantes artificiales o espesantes, ya que pueden disminuir sus beneficios y provocar inflamación.
El kéfir de calidad se obtiene mediante una fermentación natural con granos de kéfir, sin necesidad de aditivos. Algunos productos comerciales utilizan cultivos industriales que no ofrecen la misma diversidad de probióticos.
Es recomendable optar por kéfires que indiquen en su etiqueta la cantidad de millones o billones de UFC (Unidades Formadoras de Colonias), lo que garantiza la presencia de bacterias vivas.
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Muchas personas compran kéfir sin revisar bien la etiqueta, lo que puede llevarlas a consumir productos con menor valor nutricional o con ingredientes inflamatorios.
El azúcar añadido puede alterar la microbiota intestinal y reducir los beneficios probióticos del kéfir. Lo ideal es elegir opciones sin azúcar o endulzarlas de manera natural con frutas.
Algunos productos son pasteurizados después de la fermentación, lo que elimina las bacterias beneficiosas. Para asegurarte de que tu kéfir tiene probióticos vivos, busca etiquetas que indiquen “contiene cultivos vivos y activos”.
Aunque ambos productos contienen bacterias beneficiosas, el kéfir tiene una mayor variedad de microorganismos y un proceso de fermentación distinto, lo que lo hace más eficaz para la salud intestinal.
Si quieres asegurarte de consumir un kéfir de calidad, una excelente opción es prepararlo en casa. Solo necesitas granos de kéfir, leche (de vaca, cabra o vegetal) y un frasco de vidrio. La fermentación suele durar entre 24 y 48 horas, y el resultado es un kéfir natural, sin aditivos ni conservantes.
El kéfir es una excelente opción para mejorar la salud digestiva y fortalecer el sistema inmunológico, pero es crucial elegir productos de calidad. La nutricionista Sandra Moniño recomienda evitar aquellos con azúcares añadidos, conservantes o fermentación industrial, y optar por kéfires naturales con cultivos vivos y activos. Si quieres aprovechar al máximo sus beneficios, considera preparar tu propio kéfir en casa.
Fuentes: La Vanguardia, Estudio sobre los beneficios del kéfir – NIH
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