La Semana Santa no solo se vive en procesiones y recogimiento espiritual. También se celebra desde la cocina, con recetas que han pasado de generación en generación. Una de las más representativas en muchas regiones de España es la de las hojuelas, también conocidas como fruta de sartén. Este dulce típico, sencillo en ingredientes pero rico en tradición, es una joya de la repostería casera que cobra protagonismo especialmente durante estas fechas.
Las hojuelas son unas láminas de masa muy fina, fritas hasta alcanzar una textura ligeramente inflada, dorada y crujiente. Se espolvorean con azúcar o se bañan con miel, creando un contraste delicioso entre lo crocante y lo dulce. Esta receta es popular sobre todo en regiones de Castilla-La Mancha, Castilla y León, Extremadura y parte del norte de Andalucía, aunque también se encuentran variantes en Latinoamérica, como los buñuelos o las orejas de carnaval.
En el contexto de la cuaresma y la Semana Santa, donde la tradición católica recomienda abstinencia de carnes y comidas abundantes, los postres como las hojuelas cumplían un doble papel: eran económicos, sencillos de preparar, y ofrecían un pequeño capricho en días de recogimiento. Su sencillez, además, las hacía accesibles para hogares de cualquier nivel económico, consolidando así su valor popular.
La receta básica de hojuelas requiere ingredientes muy comunes:
La clave del éxito en las hojuelas está en amasar bien y estirar la masa finamente. Aquí te dejamos el procedimiento:
Como ocurre con muchos platos tradicionales, las hojuelas han ido evolucionando según la región. En algunas zonas, se añade canela al azúcar, mientras que en otras se sirven con sirope de frutas. También hay quienes prefieren rellenarlas con nata o crema pastelera, aunque esto ya representa una reinterpretación más contemporánea del plato.
En el ámbito de la gastronomía moderna, algunos chefs han incorporado hojuelas como base para postres gourmet, combinándolas con helados, coulis de frutas o incluso en forma de canapés dulces. Lo que demuestra que esta humilde receta sigue vigente y se adapta con creatividad a los nuevos tiempos.
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Más allá de su sabor, las hojuelas son un símbolo de la cocina emocional: evocan recuerdos de infancia, de abuelas en delantal, de mesas familiares llenas de risas. En muchas casas, hacer hojuelas es casi un ritual colectivo, donde cada miembro de la familia tiene un rol: uno amasa, otro estira, otro fríe, otro prueba. En cada crujido hay una historia que se conserva.
Las hojuelas no son solo un dulce tradicional de Semana Santa. Son una expresión de cultura, memoria y afecto. Su sencillez en ingredientes contrasta con la riqueza de sensaciones que ofrecen. Y aunque los tiempos cambien, el valor de sentarse a compartir una receta hecha en casa, con manos y cariño, sigue siendo irremplazable.
Este año, anímate a prepararlas y revive una tradición que conecta pasado y presente en un solo bocado.
Fuentes:
Infobae,
Directo al Paladar
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