Al cruzar la barrera de los 40 años, el cuerpo empieza a experimentar cambios fisiológicos naturales: disminución de masa muscular, menor densidad ósea, reducción en la capacidad aeróbica y una tendencia al aumento de peso. Sin embargo, estos cambios no son inevitables ni irreversibles. Con una rutina de ejercicios adecuada y constante, es posible mantener la vitalidad, prevenir enfermedades crónicas y mejorar la calidad de vida. Aquí te mostramos los ejercicios más recomendados por especialistas en salud y fitness para mantenerte fuerte y saludable después de los 40.
A medida que envejecemos, la sarcopenia (pérdida progresiva de masa muscular) se convierte en una preocupación importante. Esta condición puede llevar a debilidad, fatiga y mayor riesgo de caídas. Incorporar ejercicios de resistencia como levantamiento de pesas, uso de bandas elásticas o ejercicios con el propio peso corporal es fundamental para contrarrestarla. Según la Mayo Clinic, dos o tres sesiones semanales de entrenamiento de fuerza son suficientes para estimular el crecimiento muscular, mejorar el metabolismo y proteger la salud ósea. Además, fortalece articulaciones y mejora la postura, reduciendo dolores de espalda y rigidez corporal.
El sistema cardiovascular también se ve afectado con el paso del tiempo, aumentando el riesgo de hipertensión y enfermedades coronarias. Realizar ejercicio aeróbico regular como caminar a paso rápido, nadar, correr o montar bicicleta ayuda a mantener el corazón fuerte y a regular la presión arterial. También mejora la capacidad pulmonar y estimula la liberación de endorfinas, mejorando el estado de ánimo y reduciendo el estrés. Lo ideal, según la OMS, es acumular al menos 150 minutos semanales de actividad cardiovascular moderada o 75 minutos si se trata de ejercicio más intenso.
Un núcleo corporal fuerte (core) es esencial para el equilibrio, la movilidad y la fuerza general. Después de los 40, trabajar los músculos abdominales, lumbares, glúteos y pélvicos ayuda a mantener una buena postura, proteger la columna vertebral y evitar lesiones. Ejercicios como planchas, abdominales controlados, puentes y torsiones de tronco son efectivos y fáciles de realizar en casa. No requieren equipamiento costoso y pueden integrarse en rutinas breves de entrenamiento funcional.
Caminar a diario es una de las formas más efectivas de cuidar la salud después de los 40. Aunque pueda parecer un ejercicio simple, múltiples estudios han demostrado que caminar al menos 30 minutos diarios puede reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, mejorar la salud mental, controlar el peso y prevenir la diabetes tipo 2. Además, caminar promueve la circulación, fortalece las piernas y mejora la coordinación. Es una excelente opción para quienes no tienen experiencia previa en entrenamiento.
A esta edad, no todo debe ser intensidad. El yoga y el pilates combinan ejercicios físicos con respiración consciente y relajación, aportando beneficios tanto físicos como emocionales. Estas disciplinas ayudan a mejorar la flexibilidad, la movilidad articular, la alineación postural y la salud mental. Además, disminuyen los niveles de cortisol (hormona del estrés) y mejoran la calidad del sueño, aspectos que tienden a deteriorarse con la edad.
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Muchas veces olvidados, los ejercicios de Kegel fortalecen el suelo pélvico y son fundamentales después de los 40, especialmente para prevenir incontinencia urinaria y mejorar la función sexual tanto en hombres como en mujeres. Estos ejercicios son discretos, se pueden realizar en cualquier lugar y tienen un impacto positivo en la autoconfianza y la calidad de vida.
Más allá de levantar pesas o correr maratones, entrenar para los movimientos de la vida cotidiana es esencial. El entrenamiento funcional se enfoca en mejorar la movilidad, la coordinación y la fuerza necesaria para tareas como levantar bolsas, subir escaleras o agacharse. Ejercicios como sentadillas, zancadas, levantamientos y rotaciones ayudan a prevenir lesiones y a mantener la autonomía física por más tiempo.
Estar activo después de los 40 es mucho más que una cuestión estética: es una decisión de salud, longevidad y bienestar integral. Una rutina equilibrada que incluya fuerza, cardio, movilidad y estabilidad puede ayudarte a mantenerte joven por dentro y por fuera. Lo más importante es adaptar el ejercicio a tus capacidades, mantener la constancia y disfrutar del proceso. Nunca es tarde para comenzar, y cuanto antes lo hagas, mayores serán los beneficios a largo plazo.
Fuente: Infobae
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